jueves, 3 de septiembre de 2015

La teoría del trabajo valor y su reflejo en la economía europea


Por Jacobo Martín Cerezo.


El valor de Europa

Los seres humanos y los europeos en particular que nos hemos metido de un modo u otro en casi todas las peleas importantes de la Historia, llevamos toda la vida buscando el valor de las cosas. Ya sea por trabajo, conquista o comercio buscamos aquello que tiene valor, es decir, lo que cubre nuestras necesidades. Y esta es una labor individual. Como europeos podemos tener una cultura común que pueda homogeneizar nuestra escala de preferencias, pero al final estamos solos con nuestra racionalidad perfecta.

El descubrimiento de América que inundó España de oro y plata puede que llevara a la llamada escuela de Salamanca a intuir que el valor de las cosas no viene del trabajo requerido para crearlas sino de la apreciación subjetiva de quien valore la cosa. Sin embargo, para Lutero el trabajo y el éxito es una consecuencia de caerle bien a Dios antes de haber nacido y así, para la Europa protestante la salvación del alma y el trabajo son indisolubles. Curiosamente el oro y la plata que los españoles extrajeron de America acabarían en los bancos de los países protestantes, lo que podría entenderse como un signo de predestinación. Cabría preguntarse cuanto ha cambiado la situación en los últimos 500 años.

Si seguimos el recorrido del oro americano traído por los españoles tras el descubrimiento de America podríamos ver que importancia le dieron los distintos integrantes de su cadena de extracción y distribución. Ese oro nació en una supernova, predeterminado o no llego a la tierra, fue extraído por un indígena que probablemente no tuviera ocasión de negociar la venta de su fuerza de trabajo en un mercado libre y por tanto no podríamos determinar cuanto valor le daba al oro. Después fue apropiado por un comerciante, que valoraba lo suficiente el oro como para ir a otro continente y explotar a la gente del lugar y embarcarlo hacia Europa. Y la Corona que valoraba el oro porque le permitía sus faustos y guerras en defensa de la paz sacro romana y germánica, lo que en suena mas a ilusión que a un slogan serio. Ese oro pagará batallas, causará muertes, la expansión y caída de reinos pero también financiará las terrazas en las que Lope de Vega presentará sus comedias y contribuirá a la revolución industrial en los países protestantes.

En la cadena del oro, los indígenas murieron sacando el oro y la plata, los españoles, después de crear inflación en su país, los repartieron por Europa y los países protestantes acabaron valiéndose de él como valor de reserva para su desarrollo económico. Se intuye que la tradición protestante estuvo mas lista que la católica. La primera usó el oro como valor de ahorro e inversión mientras que España a la cabeza del catolicismo gastó millones en las minas, en barcos y ejércitos para defenderlo y lo desaprovecharon en guerras en defensa de la religión. El lector que juzgue cuál de las dos posiciones se acerca mas a la teoría del trabajo valor y cuál a la del valor subjetivo. Al menos hay que reconocer que los españoles se tomaron muchas molestias para enriquecerse poco.

Mr. Smith, Mr. Riccardo y por último Marx que a diferencia de los otros dos si creía en la salvación - de los pueblos- por los actos de una vida, sientan las bases de la teoría del trabajo valor en una Europa protestante que cree en la propiedad privada y en el reparto del trabajo. Recordemos que según esta teoría lo que da valor a las cosas es el trabajo socialmente requerido para crearlas. En una Europa que deja atrás los privilegios feudales, el trabajo como fuente legítima de riqueza cumple un papel histórico de legitimidad. Es justo que el que se esfuerce prospere, y no es legítimo que una institución, Monarca, Noble, Clero, - mas recientemente Estado- viva a costa del esfuerzo de otros. Pudiera ser que los economistas clásicos mencionados tratando de reivindicar la idea del esfuerzo individual frente a los privilegios estamentales confundieran el concepto de trabajo por el de acto empresarial. Lo que tiene valor es lo que cubre una necesidad y por lo tanto esto requiere una labor emprendedora: poner recursos existentes o crearlos para satisfacer necesidades concretas. Para entender este concepto solo hay que pintar un cuadro durante mil horas sin talento ninguno y tratar de sacar ese cuadro al mercado a ver si nos lo valoran por nuestras horas de trabajo o por lo que alguien este dispuesto a pagar por él. El trabajo asalariado es también una labor emprendedora en cuanto que ponemos nuestras capacidades al servicio de nuestras propias necesidades y será valorado en función de lo que pueda satisfacer las necesidades de otro. Al final la teoría del trabajo valor queda reducida a una sola variable. Valor es lo que cubre una necesidad subjetiva independientemente del trabajo que lleve asociado. Así le ocurre a los diamantes, al agua, a los pantalones vaqueros ya sean ceñidos o de campana.

Al pensar que el trabajo por sí mismo crea valor se abre la puerta al infierno: bajo esa premisa se puede pretender planificar la economía y de ahí a reivindicar violentamente la titularidad del trabajo en nombre del Pueblo hay un paso. Cuando el trabajo no crea valor dentro del mercado, no pasa nada porque se ha hecho en beneficio del Pueblo, el trabajo en sí mismo sería bueno. La versión socialdemócrata consiste en cavar zanjas por las mañanas y taparlas por las noches a costa del ahorro de los que si realizan trabajos que crean valor. Hay otros modelos peores que recurren a los campos de concentración o directamente se convierten en países de concentración donde el Pueblo es asignado coercitivamente a determinados trabajos que no alcanzan a cubrir sus necesidades como sucedía en los países del socialismo real, esclavos que no eran capaces de crear valor añadido.

En pleno Siglo XXI, los Europeos en especial, - a la cabeza mundial en gasto público sobre el PIB- seguimos viviendo el sueño eterno. Cuando nos deja la novia comunitaria, o contamos chistes en alemán, nos contratan en un bar de London, cuando adquirimos un producto gallego cosido en Asia, nos vamos de viaje en lineas de low cost, nos echamos la siesta ante tanto ajetreo, hacemos puenting, nos quedamos en casa escribiendo cosas sin sentido o incluso si cuidáramos de leprosos en India, sabemos que el que está detrás de todo, el culpable es la subjetividad. El libre albedrío que dirían otros. Nuestro orden de preferencias, para dejar a Dios fuera de este debate. Nos lo recuerdan los cantantes de Blues constantemente, todo el mundo necesita a alguien a quien amar, pero recuerda que también

You need a job, so you can make some money
You need a nice warm place to stay
A sense of humor 'cause life ain't funny
A big stick keeps the wolves away

You need a car with good tyres on it
The right place to eat barbecue
A heavy duty set of jumper cables
No holes in your walkin' shoes

The main thing you're gonna find, you need
A fertile place to plant your seed

Gotta find somebody to love you
Someone to be there for you night and day
Somebody to share with, be a part of you
Love ain't no good till you give it away
You got to give it away



Y a pesar de esto, de esta realidad tan palpable en nuestra cotidianidad aceptamos que existan instituciones que siguen regulando cuáles son los valores comunes y a qué se debe de dedicar el valor resultante del conjunto de la actividad emprendedora de una sociedad. El trabajo no crea valor, pero el Gobierno decide a que se ha de destinar el valor creado y de esa manera reduce enormemente nuestra capacidad de elección y vulnera el principio de igualdad ante la Ley. Esta paradoja que aceptamos es difícil de explicar pero es una realidad del ser humano.

El valor de Europa, los valores de sus instituciones están en la creación de un marco social y solidario entre ciudadanos y regiones. Smith, Riccardo y Marx que convirtieron la legitimidad que pueda tener el esfuerzo personal en la búsqueda de la prosperidad en una teoría del trabajo valor, descartaron el elemento emprendedor como el verdadero motor evolutivo de la historia. Del mismo modo, las políticas sociales de la Union Europea parten de un error de la concepción del valor lastrado de buenas intenciones. Recordemos que la mayor parte del presupuesto comunitario se dedica a la PAC, es decir a subvenciones a los agricultores. De esa forma el llamemos Gobierno comunitario asigna de hecho un valor al trabajo en un atentado al sistema de precios agrícola que debe establecerse en un mercado en el que operen libremente las preferencias temporales de los consumidores y la labor emprendedora para satisfacer esas preferencias. La política europea se niega a abandonar la teoría del trabajo valor y trata de poner precio a las necesidades de la gente, cuando son las necesidades la que fijan el precio. La planificación que trata de imponer su razón sobre las preferencias de las personas se acaba pagando. La UE que actualmente afronta una crisis migratoria podría hacer autocrítica y meditar sobre las consecuencias de su política agrícola. Los países en vías de desarrollo necesitan una revolución fisiocrática antes de una industrial. Las trabas al comercio que supone la PAC para estos países es causa de miseria, inmigración y quizá un elemento que contribuye al terrorismo.

Son muchas otras las políticas comunitarias- todas por definición- que tratan de planificar las conductas de los ciudadanos europeos y el valor resultante de sus interacciones. Tomemos el BCE y su función que no es otra que fijar artificialmente el precio del dinero. La primera commoditie de la economía es el dinero y el valor de éste no viene determinado por la apreciación subjetiva de los consumidores sino por el criterio arbitrario del BCE en un ejercicio de puro voluntarismo. Además existe un monopolio sobre el dinero y el papel fiduciario debe ser aceptado por imperativo legal como medio de pago de deudas, lo que repercute negativamente en la creatividad del individuo para crear valor en su actividad emprendedora.

Vivimos en la era del voluntarismo económico y social. En España, por ejemplo, existen actualmente más de 100.000 leyes en vigor. En el sistema de Derecho positivo en el que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento se antoja imposible para el ciudadano cumplir la Ley desde el punto de vista formal. Más problemático resulta desde el punto moral que un ser humano deba observar en su conducta diaria 100.000 normas que no son resultado no de los usos y costumbres de la ciudadanía sino que provienen de la mente del legislador. Sin políticos no habría altavoces para el voluntarismo y la información sobre las necesidades de los individuos podría trasladarse libremente al mercado donde estimulara la actividad emprendedora. Una norma que intente regular las preferencias de la gente y afecte a su escala de valores es ilegítima en cuanto que sale de la mente del legislador y no de la interacción necesidades/recursos/respuesta emprendedora propia del libre mercado. Los políticos jamas podrán obtener la información resultante de la interacción de millones de personas en el mercado aunque pretendan regularlo y aunque pudieran obtener dicha información, ésta pasaría a ser obsoleta de inmediato ya que nunca habrá dos momentos informativos iguales y la información de un momento preciso no es extrapolable a otro.

Es nuestra responsabilidad como ciudadanos conscientes de que el valor de las cosas viene determinado por nuestras preferencias subjetivas trasladar esta realidad al ámbito político. Las libertades básicas de la UE- libre movimiento de mercancías, capitales bienes y libertad de establecimiento no necesitan de ninguna burocracia para garantizarse. Al contrario, son las burocracias de los países miembros las que suelen crear impedimentos para la consecución de estas libertades. Garantizadas estas libertades en un sistema económico libre de subvenciones como la PAC, en el que el valor del dinero pueda fijarse de forma espontánea y no a través de un sistema de Banco Central y en el que la libre competencia se entienda desde el punto de vista dinámico y no estático revelarían el valor y capacidad emprendedor de los Europeos. Solo en este marco podremos decir cuales son los verdaderos valores de Europa.